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Los Príncipes, a su llegada al Auditorio, junto a Álvarez Areces, Soledad Saavedra, María Jesús Álvarez, y Manuel Menéndez. / A. PIÑA
Acordes de Falla en la víspera
Cultura

Acordes de Falla en la víspera

<strong>Los Príncipes clausuraron la Semana de la Música</strong> de Cajastur en el que la OSPA y el coro de la Fundación interpretaron 'La vida es breve'

LETICIA ÁLVAREZ

Viernes, 23 de octubre 2009, 05:22

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La música cerró ayer la primera jornada de los Príncipes en Asturias y fue preludio de los actos que transforman esta tarde a Oviedo en capital mundial de la cultura. Don Felipe y doña Letizia acostumbran a presidir este recital que cierra la Semana de la Música organizada por Cajastur y la Fundación Príncipe de Asturias y ayer no faltaron a su cita. Los Príncipes llegaron al Auditorio ovetense en medio de un férreo control policial y tan sólo cinco minutos antes de que el director de la OSPA, Maximiano Valdés, elevara su batuta y marcara el compás de los primeros acordes de 'La vida es breve'. En esos escasos minutos, tuvieron tiempo para saludar a las autoridades que les recibieron en el vestíbulo: el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces; el delegado del Gobierno, Antonio Trevín; la presidenta de la Junta, María Jesús Álvarez; el alcalde de la ciudad, Gabino de Lorenzo y patrocinadores, como el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, y de acercarse a los reporteros gráficos para posar unos segundos. Como siempre, la Princesa captó toda la atención. Y una vez más volvió a demostrar que, aunque sigue la moda, su estilo es muy personal. Para esta velada, eligió una falda de lana fría de dos pliegues en la parte delantera, en color negro con bordados florales y como las normas están para incumplirlas completó el conjunto con una camisa de seda azul noche quebrantando así la clásica norma de que el azul oscuro y el negro no 'casan'. Lo cierto es que la combinación esta de última moda como lo están los zapatos que lució anoche, de pulsera, con plataforma y de elevados tacones. De hecho, los que lució la esposa del presidente del Principado eran de la misma línea, altísimos, negros y con plataforma.

Con el pelo ligeramente moldeado como suele peinarse cuando asiste a actos vespertinos, la Princesa entró en el Auditorio de la mano del Príncipe, de traje gris y corbata roja.

Al acceder al palco de honor, acompañados por las autoridades, fueron recibidos por un caluroso aplauso del público que se convirtió en silencio al sonar el Himno de España. Entre los muchos invitados al concierto estuvieron empresarios como Fernando Masaveu, Jacobo Cosmen, Pedro Luis Fernández; patronos de la Fundación como Martín González del Valle; representantes institucionales, como el rector de la Universidad, Vicente Gotor; el consejero, José Luis Iglesias Riopedre; el fiscal jefe de Asturias, Gerardo Herrero; concejales de los ayuntamientos de Oviedo y de Gijón, así como algunos de los premiados de esta edición. Se echaron en falta rostros fieles a este concierto que se organiza todos los años como el de Sabino Fernández Campo, que no pudo acudir porque se encuentra convaleciente de una operación.

A las ocho de la noche, el concierto dio comienzo y con él la maravillosa interpretación que de la obra de Falla ofrecieron la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, acompañada por el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias y con las voces solistas de la soprano Lola Casariego, la mezzo Marina Pardo, los tenores José Ferrero y Alvaro Vallejo, el cantaor Pedro Sanz, el barítono Alfredo García y el bajo Josep-Miquel Ramón. El guitarrista Pablo Sainz y la bailarina Nuria Pomares pusieron la guinda a este espectáculo que mereció los aplausos sinceros de los casi mil invitados.

Como es tradicional, al concluir el concierto los Príncipes saludaron al director y a los músicos y seguidamente abandonaron el Auditorio para dirigirse a Trascorrales donde pusieron fin a la jornada con una cena a la que asistieron los patronos de la Fundación y los representantes institucionales del Principado. Eso sí, no sin antes ser aclamados por los numerosos ovetenses que aguardaron a la salida para verles y que aprovecharon las cámaras de sus teléfonos móviles para quedarse con un recuerdo.

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