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Valentín Rodríguez ilumina su recibo dentro de su empresa Carrocerías Valentín en Porceyo. / LUIS SEVILLA
Recibo de alta tensión
sociedad

Recibo de alta tensión

Al empresario gijonés Valentín Rodríguez le llegó una factura de luz en octubre por importe de más de 25 millones de euros

M. MORÁN

Jueves, 5 de noviembre 2009, 09:29

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25.661.399,73 no corresponden a ningún número de teléfono de un pub de Sidney. Esos ocho más dos dígitos separados con una coma son euros y es la cantidad con la que se encontró Valentín Rodríguez en el recibo de octubre de la luz. «Me senté, respiré hondo y traté de buscar más comas por si hubiese más digitales», señala el empresario gijonés propietario de Carrocerías Valentín, local al que correspondía el dispendio eléctrico.

El gasto de su pequeño taller que da a empleo a seis personas había sido según el recibo que tenía en sus manos el correspondiente al 1% de la facturación total de HC en los primeros nueve meses del año. Así todo a Valentín, los más de 4.000 millones de pesetas «no me sorprendieron, en septiembre me habían cargado dos recibos de más de 1.000 euros seguidos y pensé que esta vez se les había ido un poco la mano», aclara irónico.A la mañana siguiente de recibir la 'Primitiva eléctrica' se presentó en las oficinas de la compañía con el recibo y el gasto medio de su empresa en los últimos doce meses. De 320 euros, su máximo en febrero, a más de 25 millones en octubre había un trecho tan grande que la única contestación que recibió al otro lado de la mesa fue un «qué te parez, claro que ye un error». Hasta ayer era la única explicación que recibió por parte de la compañía, «por eso me quedé con el recibo y les dije que si lo querían que le hiciesen una fotocopia», asegura.

Las jornadas siguientes las pasó pendiente de su banco en el propio polígono de Porceyo donde está su empresa por si la factura se llegase a colar en su cuenta. «Sólo de pensar en los intereses diarios de una cantidad así me daban sofocos». Ayer desde la propia compañía eléctrica aseguraban que eso nunca hubiese llegado a pasar ya que desde la emisión del recibo hasta la factura pasan diez días. «Todo fue un desgraciado error humano sin mayores consecuencias», confirmaban.

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