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Joaquín Aréstegui, Ovidio Sánchez y Fernando Goñi, en la sede del PP. / MARIO ROJAS
El pensamiento débil del PP astur
Politica

El pensamiento débil del PP astur

OPOSICIÓN TRANQUILA La magna reunión del PP en Cataluña sirve para recuperar imagen, tras los problemas surgidos en Madrid y Valencia. El PP asturiano atraviesa una situación distinta, porque la vida interna no es agitada, pero su política carece de repercusión en la sociedad. Tan necesario como el relevo del cartel electoral es la asunción de un discurso sólido, sin hipotecas sindicales.

PPLL

Domingo, 15 de noviembre 2009, 03:35

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La convención nacional del PP, que se celebra este fin de semana en Barcelona, es una operación de relanzamiento del partido, que atraviesa graves problemas internos pese a liderar las encuestas de intención de voto. Aunque a Rajoy se le haya acabado la paciencia, las fricciones no han concluido en la dirección del partido, como lo demuestra la presencia a tiempo parcial de Esperanza Aguirre y Francisco Camps en el evento.

Organizar la convención en Barcelona es un acierto, porque Cataluña marcó la diferencia de votos entre PSOE y PP en las dos últimas convocatorias de elecciones generales. El 9 de marzo de 2008, el PSOE obtuvo 25 escaños y el PP sacó 7. Sin el peso de las urnas catalanas gobernaría el PP en España. El asunto va aún más lejos, porque en Cataluña, tras los comicios autonómicos de 2003, se puso en marcha la estrategia de marginación del PP, con el Pacto del Tinell, que dejó al partido de Rajoy diluido en las instituciones. Hay que retrotraerse a los tiempos de Alianza Popular para encontrar una época en que el partido de la derecha estuviera más incapacitado para tejer alianzas que en la primera legislatura de Zapatero, iniciada a los cuatro meses de la firma del Pacto del Tinell.

La convención del PP está más pensada para transmitir sensaciones positivas hacia el ciudadano, que para dar solución a sus problemas. La estrategia de Rajoy en el último año consiste en administrar sus comparecencias, evitando los compromisos concretos, en espera de que la estadística del paro arruine la confianza del votante en el Gobierno. Es cierto, hay veces que basta con esperar. O con lucirse en un debate presupuestario frente a la ministra de Economía más inconsistente de la democracia. Pero no creo que pueda Rajoy estar cruzado de brazos durante dos años, refugiado en comentarios genéricos sobre los datos de la coyuntura.

Ovidio Sánchez

Ovidio Sánchez habló en Barcelona. El presidente del PP asturiano intervino en una mesa redonda sobre las 'Reformas para una sociedad competitiva y próspera', en la que criticó la subida de impuestos para mantener los servicios públicos, el alza del precio de la luz y la penalización del carbón asturiano. Es bueno que el líder del PP regional exponga su opinión sobre asuntos candentes, como las alzas fiscales, la financiación de los servicios públicos o las alternativas energéticas, porque en los grandes temas asturianos el partido de la oposición practica la norma de Esperanza Aguirre: no hablar con zapatos planos.

En la presente legislatura autonómica, Ovidio Sánchez tomó una decisión de alcance: impedir la reforma del Estatuto de Autonomía, como concesión a las presiones del alcalde de Oviedo, que pretendía hacer de la capitalidad un fuero. Fuera de esa cuestión, la actividad pública del PP se orientó hacia tres asuntos: la denuncia de los sobrecostes de El Musel, la petición de explicaciones sobre la gestión de las sociedades públicas del Principado y el control sobre la aplicación de los fondos mineros. El resto quedó reservado para los partidos de izquierda.

El PP asturiano tiene que arriesgar más que Rajoy, porque necesita recuperar el terreno perdido y enfrentarse a dos grupos que suman 25 escaños.

En este mes se planifican las actuaciones para el próximo año y, mientras PSOE e IU discuten sobre las consignaciones presupuestarias de los servicios públicos, el PP no tiene una opinión conocida. En este verano tuvo lugar un animado e interesante debate sobre la sanidad pública asturiana, en el que se discutió sobre el copago sanitario y la conveniencia de especializar los hospitales comarcales. La intervención del PP se ciñó a alertar a la sociedad sobre una eventual privatización de la red pública, de manos del presidente Areces. Un partido de derechas preocupado por la privatización de los servicios públicos.

Discurso sindical

En educación, Ovidio Sánchez insistió en la necesidad de profundizar en el bilingüismo, sin entrar en las estrategias contra el fracaso escolar o en el mejor aprovechamiento de los recursos educativos. Tanto en sanidad como en educación, el PP siempre se muestra diligente en apoyar las demandas sindicales, como la adaptación de la carrera profesional.

No hace falta insistir en que la política de defensa del carbón se hace con los argumentos de los sindicatos de clase, sin aludir a la eficiencia energética y a los estándares de una sociedad moderna. El último posicionamiento de Ovidio Sánchez respaldando a la Diputación de León en su oposición a la línea eléctrica, Sama-Velilla es un paso inquietante contra los intereses generales de la región.

Se pueden poner muchos más ejemplos de inhibición ante asuntos importantes (incineradora de Serín) o de intervenciones sesgadas por intereses sindicales, pero no es preciso.

Lo que hay que señalar es que aquí y ahora el PP asturiano tiene que dotarse de un discurso sólido, coherente y alternativo. Debe hacerse visible. La negociación presupuestaria entre PSOE e IU muestra que hay inquietudes extendidas entre la sociedad que no encuentran reflejo en la mayoría gubernamental, y que por falta de entidad del grupo parlamentario del PP no se discuten en la Junta General del Principado. Tan necesario como afrontar el relevo del cartel electoral del PP es pertrecharse de argumentos y definición política, porque corren el riesgo de ver cómo las salidas de tono de Gabino de Lorenzo se convierten en el programa del PP astur.

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