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El programa permite una visita virtual a la cueva ubicada en Peñamellera Alta. /CONSORCIO
Cuevas para la eternidad
Oriente

Cuevas para la eternidad

El Consorcio Rural del Oriente de Asturias se presentará en febrero a una convocatoria para continuar con los trabajos de digitalizar las grutas del Oriente

IKER CORTÉS LLANES

Domingo, 22 de noviembre 2009, 03:48

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Ya tienen claras cuáles serían las nuevas cuevas a levantar topográficamente, Tito Bustillo y Covaciella. Sin embargo, lo que falta ahora es el dinero. Lo explica Máximo González-Aguilar, gerente del Consorcio Para el Desarrollo del Oriente: «En su día, fuimos obligados a realizar un trabajo de cooperación transnacional y surgió Preiber», comenta. La idea era trabajar con el patrimonio rupestre, no sólo para hacer la traslación a tres dimensiones de las distintas cuevas sino distintos trabajos científicos basados en las mismas. Se firmó entonces un convenio con la Universidad de Salamanca que empezó a realizar los trabajos. Mediante un láser y una cámara se barría toda la cueva y se registraba la volumetría de la gruta. Esos datos se podían pasar despues a un programa informático que creaba una vista en tres dimensiones. «Quedan registradas para siempre y, de hecho, se descubrió que algunos de las cartografías hechas hasta el momento se ajustaban muy poco a la realidad», recuerda. Así las cosas, el primer proyecto consistía en almacenar los datos de la cueva del Pindal, La Loja, Buxu y Llonín. Finalmente, el levantamiento topográfico se terminó en todas pero, de cara a los usuarios de internet, hasta hace unos meses sólo la del Pindal era visitable, ahora se suman a la página web del programa Leader del Oriente asturiano las cuevas de La Loja, Llonín y El Buxu. La visita virtual contiene imágenes de 360 grados de las ubicaciones más relevantes de cada gruta que permiten al usuario moverse a su antojo, así como fotografías de gran definición de las pinturas rupestres y vídeos que muestran el levantamiento topográfico de la caverna en una recreación en tres dimensiones. Las cuevas también son visitables a través de un programa que se puede descargar de la misma página y que permite sobrevolar la comarca: «Nuestra intención es seguir añadiendo recursos a esa vista de pájaro».

Ahora lo que falta es dinero. Cuenta González-Aguilar que el programa terminó el 31 de diciembre de 2008, aunque el convenio con la Universidad de Salamanca dejaba la puerta abierta a más trabajos. Así las cosas, hace unos meses salió otra convocatoria del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino para proyectos de cooperación. El problema es que «a pesar de llegar a los puntos que nos requerían, nos hemos quedado fuera». Sin embargo, el ministerio va a volver a sacar otra convocatoria en febrero. «Nuestra intención es presentarnos y conseguir financiación para la primavera del año que viene».

Ahora bien, ¿cuál sería el siguiente movimiento? «Trataríamos de continuar con este trabajo de divulgación del arte rupestre con otras cuevas del Oriente de Asturias. En este caso, la de Tito Bustillo y la de Covaciella, que son nuestro siguiente objetivo. Con éstas, se completarían todas las cuevas del Oriente que son ya Patrimonio de la Humanidad. Eso sí, realizar estos trabajos «sería algo más caro», explica González-Aguilar sin dar números, «porque por ejemplo la cueva de Tito Bustillo es muy grande y se divide en 12 secciones. Sería casi como topografiar doce cuevas», comenta.

A partir de ahí «nos pondríamos a pensar en otras grutas, según las que nos asesorase el técnico Mario Menéndez». En caso de no recibir financiación, «se intentaría por otros lados». Desde el Consorcio para el Desarrollo del Oriente no se descarta utilizar todo este trabajo como base para una visita virtual con una interactividad mayor. «En un futuro, con herramientas y máquinas más complejas, podríamos brindar a los usuarios una experiencia totalmente inmersiva, que requeriría el uso de casco y otro tipo de periféricos». Ya hay un centro de interpretación de una cueva del País Vasco que permite una visita de este tipo. Y es que una de las grandezas de toda esta tecnología es acercar al gran público cuevas que, como por ejemplo la del Llonín, permanecen cerradas.

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