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T. BASTERRA
Miércoles, 25 de noviembre 2009, 03:36
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Las explotaciones lecheras asturianas son de las que mayores costes de producción tienen de Europa, principalmente por el consumo de pienso por animal, y de las que menos rentabilidad obtienen por trabajador a tiempo completo. Éstas son algunas de las conclusiones que se extraen de la ponencia ofrecida ayer por Cándido Pañeda, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo y autor de varios libros y artículos sobre medio rural y vacuno, en la mesa redonda sobre el sector lácteo organizada por el IPLA y el Serida.
Pañeda expuso que la ganadería asturiana, al igual que la española, es muy intensiva y apenas se ven vacas pastando en los prados. «Las explotaciones han suplido los pastos por pienso, al no disponer de tierras. Esto hace que los costes de producción sean muy altos y supone que en el Principado el gasto concentrado por tonelada de leche producida ascienda hasta 80 euros, mientras que Luxemburgo se queda en 30 y la mayoría de los países europeos, en 40», explicó Pañeda, quien señaló que las explotaciones asturianas obtienen un rendimiento medio de 20.000 euros al año por trabajador, mientras que la mayor parte de los socios europeos nos doblan en este baremo.
Para el catedrático, hay dos aspectos fundamentales que deben llevarse a cabo para que las explotaciones del Principado puedan competir en un mercado libre y global como va a ser el lácteo cuando se eliminen las cuotas en 2013: aumentar la superfice forrajera de las explotaciones para que los animales coman más pastos y menos piensos e incrementar el número de cabezas en las ganaderías «porque los costes totales caen cuantas más vacas tienes y más produces».
Pañeda recordó que la parcelación y distribución de la tierra viene determinada por la historia. Por eso considera que deben ser las administraciones públicas quienes «deben habilitar un sistema que permita al propietario ceder sus tierras para que puedan pastar las vacas con la seguridad de que las va a recuperar y al ganadero tener unos plazos cómodos para pagar por el uso de ese terreno. Para disminuir los gastos en el pienso hay que sustituirlo por forraje. Hay que crear los instrumentos adecuados para poner la tierra de Asturias al servicios de la ganadería». Para el catedrático, el tamaño óptimo de una explotación en Asturias debería ser de 45 vacas y 45 hectáreas.
Mercado global
Respecto a otro de los grandes problemas del campo, como es la falta de relevo generacional, Pañeda asegura que es consecuencia de que la mayoría de las explotaciones lecheras asturianas no son viables económicamente. «Si conseguimos hacer este negocio rentable es seguro que habrá gente que quiera trabajar en él», manifestó. Por último pidió que la Administración pública «revise las subvenciones», entre ellas la prima por vaca nodriza o los planes de mejora, porque entiende que «aunque están justificadas, tienen efectos negativos sobre otras actividades y pueden acabar endeudando a los propios ganaderos».
En la mesa redonda también participó Pedro Astals, consejero delegado de CAPSA, quien señaló que el lácteo «es un mercado global con países muy eficientes en su producción industrial, costes más bajos y un precio de producto menor». Astals apuntó que la crisis económica ha repercutido en las rentas que se ha traducido en que «el consumidor, sin cambiar de hábitos, ha optado por productos de menor valor», en referencia a las marcas blancas. «Somos mucho más pobres de lo que pensamos y debemos ajustar nuestro modelo social a la realidad económica en la que vivimos», concluyó.
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