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La residencia de mayores Cruz de Pienzo, en Cereceda, cubierta de nieve días antes de su cierre. :: NEL ACEBAL
El Principado busca responsabilidades en el caso de la residencia de Piloña
Oriente

El Principado busca responsabilidades en el caso de la residencia de Piloña

Los 19 mayores que vivían en este centro han sido realojados por sus familiares después de que el dueño se diera a la fuga

ENRIQUE CARBALLEIRA

Martes, 12 de enero 2010, 04:13

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La rocambolesca historia del abandono de la residencia de mayores Cruz de Pienzu, en Cereceda (Piloña), que en los últimos días ha despertado el interés e indignación de muchos piloñeses y del resto de asturianos, está a punto de llegar a su final. Al menos en lo que al traslado de los residentes y cese de la actividad en las instalaciones se refiere. Sin embargo, el extraño suceso aún está lejos de tener una solución, puesto que el futuro de sus trabajadores está en el aire y el paradero de su propietario, así como sus posibles responsabilidades, están por desvelar.

La Consejería de Bienestar Social ha remitido toda la información sobre este caso tanto al Juez, como a la Fiscalía y a la Guardia Civil, para que se determine si existe algún tipo de delito en la actuación del dueño de este centro geriátrico que decidió abandonarlo a su suerte. Cuanto menos, y ése era un comentario muy extendido ayer en la comarca, el proceder de esta persona resulta poco defendible, a falta de conocer más detalles sobre lo que le llevó a adoptar esta postura.

El cese de la actividad está previsto para esta jornada, después de que desde la consejería así se haya determinado. No fue una fecha elegida al azar, sino que responde a la estimación que se había realizado en cuanto a la duración de los alimentos que había en las despensas del centro, así como el combustible de la calefacción, que durante estos días de fuerte temporal ha sido fundamental para garantizar el bienestar y también la salud de los ancianos que allí residían.

En la jornada de ayer aún había diez residentes ingresados, que esperaban ser recogidos por sus familiares, en la mayoría de los casos en esta jornada. Entre estos afectados están dos ancianas, de 97 y 99 años de edad que, al carecer de familiares, se encuentran bajo tutela judicial.

La dirección de este establecimiento residencial se puso en contacto la pasada semana con la Consejería de Bienestar Social para informar de la intención de su propietario, comunicada por vía telefónica el pasado día 5, de no volver a las instalaciones. Desde la administración autonómica se trató de establecer contacto con el dueño, sin lograrlo.

Desde Bienestar Social se explicó ayer que en todo momento la situación fue de normalidad, gracias a la labor realizada por los trabajadores que, pese a no cobrar desde el pasado mes de noviembre, han permanecido en sus puestos hasta el día de hoy, para evitar que los residentes tuviesen ningún tipo de carencia, especialmente en unos días de inclemencias meteorológicas muy adversas que causaron importantes problemas de comunicación con la zona.

Los responsables de la consejería solicitaron la relación de las personas internas y se contactó con las familias para que procediese a recogerlas y a tramitar en su caso el realojamiento en otras instalaciones residenciales. Tras conocer la situación, los familiares de los diecinueve residentes se fueron acercando en los últimos días hasta el centro para recoger a sus mayores y llevarlos a su hogar o bien a otros establecimientos.

La plantilla de esta residencia está compuesta por catorce personas, entre la directora, encargado, auxiliares, cocinera y personal de mantenimiento. No han cobrado las dos últimas nóminas. Hasta hace algunas semanas la relación con el propietario era correcta, puesto que recibían el pago de sus salarios de forma puntual. Aunque no hay muchos datos acerca del paradero del dueño, sí se apunta a posibles motivos financieros como origen de este abandono.

Hasta hace poco más de un año, este edificio funcionaba como establecimiento hotelero y de restauración, tras abrir sus puertas en la primavera del año 2004. La falta de viabilidad económica motivó su transformación en residencia de mayores, que ofrecía servicios destacables como piscina, jacuzzi, amplio salón con chimenea, animación, gerontogimnasia o peluquería. El precio del alojamiento superaba los 1.300 euros mensuales en habitación doble.

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