Chupa Chups «no garantiza» la continuidad de la fábrica de Barcelona

«Seguimos como estábamos», aseguraba ayer resignado el representante de Comisiones Obreras, Toni Sánchez. Lo decía después de acabar la reunión que los trabajadores de la planta de Chupa Chups tuvieron, una vez más «para nada», con la directiva de la multinacional que quiere cerrar la factoría piloñesa el próximo día 1 de septiembre.

Hasta pasadas las cinco de la tarde no se dio por concluida la cita de negociación que arrancó a las doce de la mañana. Pero durante todo ese tiempo «no avanzamos en nada», porque la multinacional no quiere replantearse el cierre y porque los trabajadores no quieren hablar del plan social. Y entre tanto, «nosotros queremos saber si el cese de nuestra fábrica de Villamayor será el último, si con el cierre de la planta se evitará que cierren la de Barcelona», recordó Sánchez. Sin embargo, «no nos han garantizado nunca que no vayan a cerrar también la planta de Cataluña», donde, por otra parte, quieren hacer el traslado de varios trabajadores que ahora están en Piloña. «No son capaces de asegurarnos si Chupa Chups se quedará en España» o, por el contrario, tal y como han defendido los trabajadores desde el principio, la multinacional trasladará la producción del caramelo con palo a los países del Este donde, han dicho, «la mano de obra es más barata».

Y entre tanto, los trabajadores continúan con sus movilizaciones y sus recogidas de firmas con las que pretenden recabar los apoyos necesarios para evitar el cierre. Por ahora, van más de 7.000 firmas, además de los apoyos en redes sociales. Parece que la salida a la calle para gritar y reivindicar sus derechos es más efectiva que las reuniones donde los sindicatos intentan demostrar la ausencia de razones que justifiquen el Expediente de Regulación de Empleo presentado y que afecta a toda la plantilla, lo que supone el cierre de la planta de Piloña.