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BANDERA. Un aficionado con una enseña de Asturias, ante Menchov, Piepoli y el resto del grupo. / REUTERS
Pasión por las dos ruedas
Ciclismo

Pasión por las dos ruedas

Asturias se volcó con los ciclistas, sobre todo con los del Principado. Cámara en mano unos y a la búsqueda de autógrafos otros, la carrera no defraudó a nadie

A. H.

Miércoles, 5 de septiembre 2007, 10:07

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«Firmadme aquí para mis hijos». Encarnación Rodríguez, la consejera de Cultura y Deportes, se dedicó ayer a recolectar autógrafos de los ciclistas asturianos, pero también de 'Berti' Hevia y Javi Villa, quienes se acercaron hasta Langreo para desear suerte a sus compañeros y amigos en los duros entrenamientos de invierno. Después de la consejera, llegaron más aficionados con las mismas intenciones. Y los ciclistas regionales se convirtieron en los verdaderos protagonistas de una salida en la que el colorido lo puso el Saunier Duval, con un aparato de markéting -un par de azafatas de piernas largas, que parecían más largas aún por un vertiginoso tacón- que se dedicó a repartir banderines y camisetas para animar a un equipo cuyos patrones se acercaron a Asturias para ver la etapa de los Lagos.

El ciclismo se encuentra en clara recesión y los niños que antes se iban con miles de gorras, botellines y camisetas se encuentran ahora con menos regalos. Eso sí, se mantiene la misma cercanía con los ídolos que ven en televisión. Langreo se volcó con la salida de la cuarta etapa de la Vuelta a España, en la que se vieron algunas caras muy conocidas dentro del 'mundillo' como Fernando Escartín, Abraham Olano -ahora director técnico de la Vuelta, encargado de confeccionar el recorrido junto a Paco Giner- e incluso un Javier Pascual que hace poco se bajó de la bicicleta y que ayer se trasladó en algo más cómodo: una moto de buena cilindrada.

Chechu Rubiera miraba al cielo de reojo con su sonrisa sempiterna mientras se lamentaba de lo que le esperaba para el día de ayer, mientras que 'Berti' Hevia le recordaba: «Cada uno se 'jode' cuando le toca», entre las sonrisas cómplices de los presentes en la conversación junto al autobús del Discovery Channel. Raymund Dietzen, Johann Bruyneel Son algunos de los ex ciclistas que se han pasado al volante y a dirigir y ayer también eran requeridos en Langreo, pero esta vez por los más veteranos, quienes los vieron y disfrutaron con su ciclismo.

A La Faya Los Lobos sólo llegaron los aficionados más rápidos y los que no consiguieron acercarse a la meta, pero en el paso por Villaviciosa ya era mucho el público que se iba colocando en las aceras para ver pasar al pelotón. Eso sí, muy rápido. «¿Dónde acaban hoy?», preguntaba una turista con acento andaluz un poco despistada. «Hoy en Lagos y mañana en Reinosa», le contestaron, a lo que ni corta ni perezosa señaló: «O sea que está cuatro días en Asturias». Tras una pequeña sonrisa le contestaba un maliayo: «No, por ahora no conquistamos Reinosa, sigue siendo de Cantabria».

La Vuelta sale hoy de Asturias, pero antes los ciclistas volverán a vivir de cerca el cariño de los asturianos. Será en Cangas de Onís, donde ayer los más pequeños repartían sus miradas entre el cielo y la carretera, en los ciclistas y los veloces coches que siguen a las motos de la Guardia Civil en busca de la línea de meta. «Mira, un helicóptero», le dice una madre a su hija mientras señala al cielo, al tiempo que su hermano -de visita en Asturias desde Valencia- intenta encuadrar con una cámara digital: «Pasan demasiado rápido para mí, no sé lo que saldrá».

Los pitos de los de 'verde' avisando de que se retiren los aficionados a la acera y dejen libre la carretera, se unen a las palmas y vítores de los seguidores. El estruendo pasa raudo y los aficionados entran en los bares. Los aficionados van dejado libres las calles de Cangas de Onís cuando todavía quedan algunos ciclistas rezagados. «¿Pobres!». Se han caído en la rotonda de entrada. A ellos todavía les quedan más de veinte kilómetros de ascensión, cuando los primeros ya enfocan las rampas de la temida Huesera.

Entre el kilómetro seis y el cinco la gente parece haber llegado a un acuerdo para congregarse y animar. Es la zona más dura de la etapa, pero para todos, no sólo para los que van primeros. «Tiene más mérito el que va a veinte minutos y sube esa cuesta. El primero 'tien' el aliciente del triunfo o del liderato, pero el último », señala un aficionado maillot del Ag2R -se justifica: «Es que con tanto color ye imposible que me atropellen-», que se quedó en medio de la Huesera, lo de «más arriba no 'tien' suficiente dureza para mí». Sonríe.

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