Desafío a los pies del volcán

Cuenta la leyenda que un gigante pasó una noche entera vaciando sacos de arena en el océano intentando hacerlo desaparecer, hasta que al amanecer se dio cuenta de la inutilidad de su empresa. Fue entonces cuando decidió vaciar el último de sus sacos en Japón. Ni de lejos pudo imaginar ese gigante que acababa de crear el monte Fuji, uno de los símbolos de Japón y a cuyos pies se ubica el trazado de Fórmula-1 que toma el nombre de esta montaña. Un circuito que regresa al Mundial después de treinta años en el exilio y lo hace en uno de los finales más abiertos de la competición.

El Fuji Speedway vivirá su retorno a la F-1 por todo lo alto. Como se merece. Con una carrera intensa para un trazado construido a los pies de un volcán. Activo, aunque con un riesgo casi inexistente de entrar en erupción. Junto al típico monte de las fotos, postales y del Japón más tradicional, la velocidad y la constante innovación tecnológica tomarán posiciones. Los nipones también saben un rato de esto. No en vano, aunque desconocido para los pilotos que competirán este domingo, el Fuji Speedway es uno de los circuitos que está en la mente de muchos apasionados de los monoplazas: fue el primer trazado que apareció en un videojuego, a principios de la década de los 80.

Ya entonces Fuji había cerrado sus puertas a la F-1. La historia no ha sido grata con este circuito. Abrió en 1965 y ese mismo año quedó clara su peligrosidad. La sucesión de accidentes llevó a su remodelación. Y en 1976 aterrizó el 'gran circo' en Fuji. Fue una carrera complicada, marcada por unas condiciones meteorológicas pésimas. Ganó Mario Andretti. Al año siguiente se disputó la segunda y última, hasta el domingo, prueba del Mundial. Una trágica colisión, con Gilles Villeneuve involucrado, se saldó con el fallecimiento de dos personas que estaban cerca de la pista. La F-1 voló de Japón. Diez años tuvieron que transcurrir hasta que la competición regresara al país del sol naciente, pero no volvió a los pies del volcán, sino a Suzuka.

El Fuji quedó relegado a otro tipo de competiciones hasta que Toyota entró en escena. Compró la pista en 2000 y la cerró tres años después. Se gastó 160 millones de dólares en remodelar el trazado y el resultado se verá este fin de semana, tres décadas después. Pese a los cambios, el Fuji Speedway mantiene la recta más larga de la F-1, 1.475 metros de longitud que centran ahora los quebraderos de cabeza de los ingenieros de las escuderías en liza. También de los pilotos.

«Será un gran desafío encontrar el ajuste correcto, pero nuestro objetivo es mantener la doble delantera de pilotos», asegura Norbert Haug, director de competición de Mercedes, la otra mitad del equipo de Fernando Alonso.

El asturiano es consciente de la complejidad que encierran los 4,563 kilómetros de Fuji. Alonso conoce ligeramente la pista. En 2006 dio un par de vueltas de demostración con pasajeros. Pero a los mandos de un monoplaza todo será muy diferente. En aquella ocasión, reconoce, le pareció «una pista muy buena». Ahora, la perspectiva es diferente. «Va a ser un reto encontrar la óptima puesta a punto del coche cuando uno tiene una recta tan larga y luego el resto del circuito es mucho más lento», reconoce el bicampeón mundial.

«Todos en el equipo se están esforzando por ser fuertes en Fuji», destaca Fernando Alonso, quien afrontará en Japón otra batalla en la lucha por el título mundial, que, en su opinión, es cosa «de cuatro». Su principal obstáculo hacia la corona mundial, Lewis Hamilton, cree que habrá «oportunidades de adelantar en la larga recta de salida y de meta». Le saca dos puntos al ovetense y no piensa en otra cosa que no sea la victoria: «Sería genial ganar».

Además de Alonso, otros dos pilotos tratarán por todos los medios de impedírselo: los dos hombres de Ferrari. Kimi Raikkonen está a trece puntos del británico. Y Felipe Massa, un poco más distanciado (a 20 puntos), no pierde la esperanza. Fuji será el primero de los tres jueces -después llegarán Sanghai e Interlagos- que determinará el campeón mundial.