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SIN PRISA. Fernando Alonso, en la imagen con su padre, no se ha decidido aún por ninguna escudería. / EFE
Renault ofrece a Alonso trece millones por temporada
FÓRMULA-1

Renault ofrece a Alonso trece millones por temporada

Briatore negocia a la baja con el piloto asturiano y le ofrece menos que su contrato de 2006 y 2007 La oferta no le ha sentado nada bien al asturiano

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Jueves, 22 de noviembre 2007, 09:16

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La impaciencia mediática, la intranquilidad de la parrilla de Fórmula-1, la incertidumbre de algunos patrocinadores y, en general, la confusión que provoca el tiempo de espera que ha decretado Fernando Alonso respecto a su futuro se ha traducido en cotización a la baja y negociaciones de intensidad superlativa. Y la madre del cordero es Renault y su jefe, Flavio Briatore.

Todos aquellos que lo conocen al otro lado de la mesa, cuentan que el magnate italiano no da una puntada sin hilo por lo que al bolsillo se refiere. Su imagen de 'bon vivant', de jaranero triunfador, universal estereotipo de corazón latino, se transforma en negociador implacable cuando de euros se habla. El estilo Ecclestone. Multimillonarios con el mismo pantalón desgastado cada fin de semana.

Hace un mes, Naomi Campbell paseaba su figura de pantera por el 'paddock' de Interlagos y tomaba café en el campamento de Renault, mientras su ex novio -Briatore- se acercaba al mánager de Alonso, Luis García Abad, y le plantaba un par de sonoros besos en la cara a modo de saludo, tan italiano él. Pasados treinta días, García Abad y Briatore siguen cumpliendo con tan festiva cortesía, pero nada es lo mismo.

Y en ese sentido funciona la lógica, la menos común de las conciencias en la F-1. Y la lógica apunta a que Alonso ha quedado en una situación de cierta debilidad negociadora una vez que las dos mejores escuderías del mundo, Ferrari y McLaren, le han cerrado las puertas. Los italianos, con los contratos en vigor de Raikkonen y Massa. Y los ingleses, por la trifulca suficientemente conocida.

Así que Briatore, antiguo mánager de Fernando Alonso, actual propietario de los derechos de Kovalainen y Webber, ha hecho gala del estilo Ecclestone. Un contrato tibio, a la baja, sensiblemente inferior al que percibió el asturiano cuando se proclamó campeón del mundo por segunda vez en 2006 y al que ha disfrutado este año en McLaren.

El piloto asturiano siempre ha dicho sin rubor que tenía mejor sueldo en su último año en Renault que en McLaren. Y no sólo él. Otros personajes del mundillo de la Fórmula-1 así lo atestiguan. Sucede que no se esperaba una oferta tan escasa. Determinados sectores de Renault cifran la cantidad en 13 millones anuales.

«Briatore no ha actuado bien con Fernando», se escucha estos días entre bastidores. La teoría de la lógica apunta a que Alonso debería fichar por Renault. Un equipo en el que hizo carrera y al que sacó del pelotón intermedio con dos títulos mundiales. Briatore habría aprovechado la necesidad del piloto para negociar a la baja. Sin posibilidades en Ferrari, McLaren y BMW, el magnate propietario del Queens Park Rangers le ha señalado la única puerta lógica con un sueldo que no cuadra con sus dos títulos mundiales.

Es conocido que el primer contrato de Alonso en la Fórmula-1 ascendió a medio millón de euros en Minardi, cedido por Renault. Con ese sueldo compitió en su primera carrera, el Gran Premio de Australia de 2001. Su caché actual es un misterio. Su mundo de asesores garantiza que «ninguna de las cifras que se han publicado se acerca a lo que cobra en realidad». Pero lo que nadie duda es que su valor actual está por encima de los trece millones de euros. Todas las estimaciones apuntan a que en 2007 percibió en concepto de sueldo no menos de 20 millones de euros.

La oferta no le ha gustado al asturiano y al decir de numerosas voces conocedoras de la negociación, «el 60% del que habla Briatore es muy optimista». El asturiano, probablemente para despistar, dijo en su momento que Renault «no era la primera opción». Si la cuerda de Renault se rompiese, quedan las vías conocidas. Toyota, que pone a Trulli en el disparadero, y Red Bull, con sus inversiones festivas en publicidad.

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