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Asturias

«Cada niño se lleva consigo el libro de su vida en fotos y anotaciones»

E. MONTES

Domingo, 9 de diciembre 2007, 11:11

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Cada niño que abandona el Centro Materno Infantil de Oviedo no lo hace de forma anónima. Lleva consigo su propia historia narrada por su tutora, por la misma que vivió los momentos que recoge en letras e imágenes. «Cuando llegan ya empezamos a preparle el libro de su vida. Allí apuntamos cuándo nació, cuando le salió el primer diente, cuando comenzó a andar, cuando pronunció su primera palabra, qué enfermedades tuvo o cuáles son alimentos preferidos. Es algo que ni siquiera tienen muchos de los niños que viven con sus familias biológicas. Y todo ello ilustrado con fotografías que muestran cómo va creciendo».

Sara Flores, que aún está impactada por el reciente arrebato por la fuerza de uno de los bebés por su familia biológica, hace una ardorosa defensa de los pequeños frente a la imposición de sus padres y censura la «excesiva judicialización» de las relaciones sociales. «Ahora te lo reclaman todo. Incluso las madres a las que se les retira la custodia de sus bebés por síndrome de abstinencia niegan haber consumido drogas. Como si los síntomas no fueran suficientemente claros o la orina del bebé no diera cualquier tipo de droga que hubiera ingerido en el feto. Y aún así lo niegan, pero en los 32 años que llevo trabajando en esto, apenas un par de veces se equivocaron los hospitales al enviarnos a un niño. Además en caso de error, en 45 días está fuera».

Los pequeños ocupantes del Materno Infantil son siempre el reflejo de la sociedad a la que se incorporan. Cuentan en las dependencias pintadas de azul y de verde que primero fueron los niños recogidos de la mendicidad, más tarde, los hijos de madre heroinómana y después de otras sustancias. Ahora, dicen, vuelve a repuntar la heroína y los pequeños que llegan enganchados suelen padecer hepatitis C y VIH. «Si es época de heroína, aumenta el VIH y si disminuye, hay más hepatitis C», señala la coordinadora del centro.

Por eso y mucho más no hay tiempo y cariño suficiente para dedicarles. Son madres de prestado. Por eso hablan de «mi niño».

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