El juez rebaja de 6 meses de cárcel a una multa de 360 euros la pena para el acusado de apalear a un gato

La magistrada del Penal número 3 de Gijón ha absuelto de un delito de malos tratos a animales domésticos al vecino de Gijón acusado de haber apaleado a un gato, que los anteriores inquilinos de su casa habían abandonado. No obstante, le imputa una falta, también de maltrato animal, por la que le condena al pago de una multa de 360 euros, al considerar que sí golpeó al felino pero que no hubo ensañamiento, confirmaron a Europa Press fuentes jurídicas.

El procesado, V.F.C., deberá también indemnizar a la Fundación Altarriba en 385 euros, resultantes de los gastos adelantados a la clínica donde fue curado el animal. Durante el juicio, celebrado el pasado 3 de enero, la Fiscalía solicitó para el acusado una pena de seis meses de prisión y el pago de la indemnización a la Fundación Altarriba, así como la inhabilitación del imputado por dos años para el ejercicio de la profesión, oficio y comercio relacionado con animales domésticos.

Según el informe fiscal, los hechos tuvieron lugar el pasado 8 de marzo, sobre las 19.00 horas. El acusado estaba en la vivienda de su propiedad e intentó desalojar a unos gatos que habían sido abandonados por los anteriores inquilinos del piso. Para ello, metió a uno de los felinos en un saco y lo transportó hasta un parque gijonés del barrio de La Calzada, donde le abandonó.

Posteriormente intentó lo mismo con el otro gato, pero al resistirse éste, el acusado supuestamente le golpeó con un palo tipo cachaba. Como consecuencia, el animal sufrió hipema en surjo izquierdo y gran inflamación de la conjuntiva palpebral que le produjo una proptosis del globo ocular, con pérdida de la funcionalidad de la visión. Asimismo, el gato fue atendido de sus lesiones en una clínica veterinaria, cuyos gastos fueron de 385 euros, que fueron abonados en su momento por la Fundación Altarriba.

No obstante, durante el juicio el acusado sostuvo que uno de los gatos se escapó y que al otro le cayó una bicicleta encima, ya que en la habitación en la que estaba había muchos trastos. El hombre había llamado esa mañana a la Fundación Altarriba para que vinieran por los animales, tras descubrir que los inquilinos de su casa los dejaron abandonados.