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DOCENCIA. Cecchini trabaja en la Universidad, con una cátedra en Educación Física. / MARIO ROJAS
Del tatami a los libros
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Del tatami a los libros

Una lesión le privó de luchar por el podio en Moscú. Ahora, estudia el deporte en la Universidad de Oviedo

SARA GARCÍA

Miércoles, 6 de febrero 2008, 04:09

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Toda su vida se ha dedicado al deporte. Primero, compitiendo. Ahora, estudiándolo. José Antonio Cecchini Estrada (Oviedo, 8 de octubre de 1955) pasó del tatami a los libros. Como judoka, llegó hasta unos Juegos Olímpicos, los de Moscú. Actualmente, desarrolla su labor como catedrático en Educación Física en la Universidad de Oviedo.

Guarda muy buenos recuerdos de su paso por Moscú, aunque en lo deportivo no le fue todo lo bien que se esperaba. La mala suerte, la falta de medios -«era favorito a conseguir medalla y me lo tuve que pagar yo todo»- y el mal funcionamiento de la federación en aquella época tuvieron la 'culpa'. Cecchini llegaba a los Juegos como finalista de los campeonatos del Mundo. Y le tocó como rival a quien le había derrotado en aquella pelea. «Si le ganaba, era medalla seguro». Y Cecchini se impuso. Pero esa victoria le costó un fuerte dolor en la espalda. Una contractura que, ahora, sería tratada con rapidez, pero en aquella época, la situación era bien distinta. «No había ni un fisio, ni un médico. Sólo estábamos el entrenador y yo », lamenta. Así, no pudo superar aquella contractura y quedó fuera de la lucha por el podio olímpico.

La lesión le permitió, por contra, disfrutar de Moscú. «Fue una experiencia única», destaca Cecchini, que aprovechó para acudir como espectador a distintas competiciones. Y, aunque guarda un excelente recuerdo de los Juegos y «el trato que nos dieron», su voz adquiere un tono más crítico cuando se le pregunta por el espíritu olímpico: «No es algo real, la idea de que el deporte desarrolla valores es una falacia, una mentira». No lo dice por decir. Su trabajo en la Universidad le sirve para avalar sus afirmaciones, más allá de lo que la simple lógica podría apuntar a la vista de las trampas -como el dopaje- a las que recurren los profesionales para triunfar. «Ganar es tan importante, que todo vale». Bajo esta premisa, Cecchini detalla algunas de las cuestiones que se ha podido comprobar. Por ejemplo, que «a mayor índice de actividad, menor capacidad de razonamiento». Ejemplos encuentra muchos. Además de los «constantes problemas de dopaje», si la mirada se centra en el fútbol, el discurso se endurece. «En cualquier otro ámbito, si una persona engaña, va a la cárcel. Aquí, te aplauden y dicen 'el fútbol es de listos'. Sólo hay que ver cómo se tiran », comenta. Eso sí, también matiza que el verdadero problema no está en el futbolista, sino en «el contexto». A pesar de este panorama, encuentra una puerta a la esperanza para la vertiente educativa del deporte: «Es un instrumento, si el educador quiere». Sabe de lo que habla. Por experiencia propia. Encontró en su hermano al entrenador perfecto. A alguien que se preocupó por él como deportista y, también, como persona.

Y, precisa, cuando se acaba la competición, hay que ponerse a trabajar. Sin formación académica, es complicado entrar en el mercado laboral. «Algo falla en esta sociedad, si queremos deportistas, habrá que cuidarlos». -¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?

-Tuve la suerte de que mi entrenador era mi hermano, que se preocupó por mí, no sólo como deportista.

-¿Qué le diría a un niño que empieza a practicar judo?

-Que busque un bien profesor, capaz de educarle. Y si es deportista de élite, que piense en el futuro.

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