Secciones
Servicios
Destacamos
ALBERTO PIQUERO
Domingo, 30 de marzo 2008, 05:17
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Algún malentendido se ha propagado por ahí, según el cual la canción de autor habría quedado fuera del circuito. A las evidencias nos remitimos. La presentación del último disco de Ismael Serrano en el Teatro Jovellanos, durante la tarde de ayer, había agotado las localidades desde hace varios días. Y la recepción que se le hizo a este heredero de Silvio, Serrat o Aute, fue clamorosa.
'Sueños de un hombre despierto' es el título general de esta producción discográfica, bajo cuyo manto fue desgranando temas como 'Canción para un viejo amigo', 'Canción de amor y oficina', 'Zamba del emigrante', 'Testamento vital' o 'Si se callase el ruido'. Pero, sin embargo, eligió para abrir un tema antiguo que lleva por título 'Somos'.
Pero además de música y palabra, Ismael Serrano puso también imagen a la noche, con una escenografía muy cuidada que retrataba un paisaje portuario e ideal de una aldea mapuche.
La evolución del músico madrileño se advierte fundamentalmente en la calidad y las variedades que han ido creciendo en su sonido, mucho más elaboradas que cuando se dio a conocer con 'Papá, cuéntame otra vez'. Las estructuras se han hecho complejas, sin perder naturalidad, reclamando aires de otros folclores y buscando raíces y frutos. Pero mantiene intacta la pasión y la conciencia social que vierte en sus letras.
El público -de predominio juvenil pero con alguna cara madura como la de Pilar Fernández Pardo- que colmó el recinto aplaudió con las ganas de quien comparte los mensajes. La canción de autor goza de muy buena salud y mantiene vigentes sus ecos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.