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Doña Letizia advierte con la mirada a Ingrid Betancourt de que se le ve el tirante de su sujetador. / EFE
Con su perfil más regio
Sociedad

Con su perfil más regio

La experiencia es un grado y doña Letizia demostró ayer en la ceremonia que cada día que pasa está más cómoda en su puesto de Heredera de la Corona. La naturalidad fue la clave de su éxito

A. C. BUSTO

Sábado, 25 de octubre 2008, 04:19

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Entró en el Campoamor del brazo de don Felipe y no olvidó su reverencia a la Reina. Doña Letizia recorría el pasillo del teatro por cuarto año y cinco después de aquella famosa imagen en la que el Príncipe la saludaba, cómplice sin que nadie lo supiese, cuando ella era todavía una periodista de Televisión Española. Doña Letizia recorría ayer el pasillo y lo hacía más metida en su papel que nunca. Porque estaba más cómoda que nunca presidiendo la solemne ceremonia de la entrega de los Premios Príncipe. O eso reflejaba su rostro.

Hace tiempo que la Princesa no es aquella periodista que se enamoró del Príncipe, pero tampoco es ya aquella princesa novata. Doña Letizia ha cambiado algo más que su perfil. Se le vio sonriente y también seria en los momentos requeridos, pero se le vio, sobre todo, tranquila y segura hasta el punto de indicar a Ingrid Betancourt que se le veía el tirante del sujetador, cuando la colombiana recogía su premio. Dominio de la situación, en suma, que aleja en el tiempo, pero no en el recuerdo, aquella emoción contenida de su primera ceremonia. Atrás quedó aquella imagen de doña Letizia cabizbaja mientras el Campoamor en pleno la ovacionaba tras dedicarle su esposo unas cariñosas palabras.

También se la vio, como siempre, cómplice con su marido, con el que cruzó algún que otro comentario sobre el desarrollo de la ceremonia. Cómplice además con el nuevo presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte, con el que también comentó algunos detalles, y atenta, siempre, a cada instante de la ceremonia. Anecdótico fue el momento en que Betancourt la calificó como «bellísima» y el Príncipe se giró para mirarla confirmando lo dicho. La Princesa le respondió con una sincera sonrisa, pero ante todo fue emotivo el gesto que trató de contener y no pudo al pasar junto a su madre antes de tomar asiento. A su altura, doña Letizia bajó la mirada, mientras Paloma Rocasolano aplaudía como una más. Su orgullo de madre iba por dentro.

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