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RAMÓN AVELLO
Sábado, 22 de noviembre 2008, 04:34
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Antolín de la Fuente fue un compositor infatigable. Como los buenos directores de banda, poseía un conocimiento profundo de la armonía, el contrapunto y la orquestación, pero además tenía el don de la improvisación espontánea que plasmó en una obra amplia y comunicativa. Ayer la música local le homenajeó en un concierto cálido en el que se interpretaron una selección de sus obras. Paz Felgueroso y Álvarez Areces, presentes en el teatro, elogiaron la figura del músico y entregaron sendas placas a su nieta. El concierto fue grabado para su posterior distribución conjunta con un libro sobre el maestro Antolín.
Abrió el recital el Trío Beranza, formado por Saúl Suárez (violín), Ricardo Fernández González (viola) y Antonio Peña Fernández, con tres obras inéditas del extenso catálogo de Antolín: la 'Danza Prima', la 'Danza del río verde', y la 'Danza de las Tabiernas'. Las tres danzas son arreglos de música folclórica asturiana, armonizadas con sencillez y elegancia. El tenor Pedro González Martínez y la pianista Rosario Álvarez interpretaron dos obras para canto y piano de Antolín. La primera, 'Noche azul estival', es un bolero con letra de José Ramón Vega Suárez que representa al Antolín autor de música ligera. Esta obra fue finalista en sudía en el Festival de la Costa Verde. La segunda, 'Marinero, marinero', sobre la que también escribió una versión coral, es una evocativa habanera, con letra de Luis Sergio Fernández.
Antolín fue uno de los grandes creadores de la música coral asturiana. Esta faceta estuvo representada por la Coral Villa Jovellanos, el Coro Minero de Turón y el Orfeón de Mieres. De la primera coral, destacó la delicada versión de 'Suenen campanes', añada intimista para solista y coro a cuatro voces. El Coro Minero de Turón interpretó, con solvencia, entre otras obras 'Destinos', habanera con letra de Patricio Adúriz. La obra coral más universal de Antolín es 'Mocina dame un besín', canción asturiana sobre un poema de Guillermo Molleda Valdés, inmortalizada por Alfredo Kraus, estuvo a cargo del Orfeón de Mieres.
Como muestra del oficio de arreglista de Antolín, la Banda de Música de Gijón interpretó su 'Tríptico andaluz', recreación de la 'Malagueña', de Lecuona; 'Granada', de Agustín Lara, y 'Los gitanos', de Pierre Court y Hubert Giraud. No podía faltar, como cierre, el pasodoble 'Canto a Gijón'. Una obra exultante que refleja el entusiasmo de Antolín, -«Gijón la ciudad de mis sueños», dice el estribillo-, por su ciudad natal. Entusiasmo recíproco que su público le devolvió anoche.
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