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Quini, premio especial de la gala del deporte 2008, posa con los premiados en los distintos apartados / MARIETA
El embrujo de Quini
Sporting

El embrujo de Quini

Enrique Castro recibió emocionado el premio especial en la gala del deporte de Avilés en un acto presidido por la aureola de un deportista que dio sus primeros pasos en Llaranes

NACHO GUTIÉRREZ

Sábado, 29 de noviembre 2008, 14:59

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Fue el protagonista total de la tarde noche avilesina. Los IX Premios Tiempo de Deporte Avilés estaban embrujados por la presencia de un deportista singular, admirado allá y acá. Enrique Castro González, Quini, llenó de emoción el salón de actos de la Casa de Cultura de Avilés, en la que ayer se celebraba la gala del deporte avilesino, acto presidido por la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela.

Él, que se crió en el barrio de Llaranes, que estudió sus primeras lecciones en el viejo colegio de los Padres Salesianos, que dio sus primeros pasos deportivos en el Grupo Deportivo Bosco y después en el Ensidesa, ha sido en esta edición de 2008 del premio especial de la gala. El mismo que hace un par de años recibía, a título póstumo, su hermano Jesús por entregar su vida para salvar otra.

El salón de actos en pleno gritó el «ahora, Quini, ahora», después de ver plasmadas unas imágenes de Enrique de su infancia y de su juventud en Llaranes, y también de escuchar unas palabras en las que expresaba su «orgullo por recibir un premio tan especial, porque yo soy de aquí».

Quini, que no pudo contener la emoción al subir al escenario para recibir su trofeo de manos de la alcaldesa, Pilar Varela, apenas tenía voz para dirigirse al auditorio: «No sé qué es lo que he hecho para merecer tanto cariño como el que demuestran allá por donde voy. Esta es mi casa y me llena de satisfacción recibir un premio como este. Nací para marcar goles y para dar gracias, porque eso es lo que llevo haciendo estos años casi a diario a las personas que me muestran su cariño y su respeto. Y el caso es que yo me considero una persona de lo más normal. Lo único que tuve fue una virtud: marcar goles».

Las palmas volvieron a echar humo para despedir a Quini, con el que culminaba una nueva edición de la gala del deporte avilesino, en la que se mantivieron los parámetros de anteriores ediciones. Aderezada con vídeos, algunos verdaderamente bonitos por el reflejo de un pasado -eventos, rostros, escenarios- que no se deben olvidar, la entrega de reconocimientos se abrió con las becas deportivas y premitió el desfile de los distintos campeones en eventos nacionales e internacionales.

Más de medio centenar de conquistas que vienen a justificar los esfuerzos de los deportistas y los de sus entrenadores en los distintos clubes del municipio avilesino. La alcaldesa, en sus palabras finales, valoró estos méritos con la ilusión de «sumar algunos más para dentro de un año».

Mucho deporte

Pero la gala fue más que el emotivo premio recibido por Quini. Las trayectorias deportivas permitieron que al incombustible Jaime Ruiz Peña recibir un reconocimiento tan justo como sus méritos deportivos. O ver que la lucha por el deporte femenino tiene premio, en la persona de María José Ondina.

Un deporte, el de las chicas, del que fueron ejemplo las chicas, hoy señoras, del balonmano del colegio María Milagrosa, cómplices por amistad de la alcaldesa y admiradoras de Quini. Fueron las grandes animadoras de la fiesta.

La deportividad tenía rostro, el de Mayte Riera, y entidad, el Avilés Deportivo. Y el fomento por el deporte base premió la labor de un directivo ejemplar, Carmona; la de un clásico del baloncesto, Mosís; la del club de tenis de mesa con mayúsculas; la de un incipiente entrenador de judo, Carlos; y la de quien mantiene viva la llama del Torneo Intercentros, Luis.

Mucho deporte, en suma, condensado en un acto que tuvo un embrujo especial, el de Quini.

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