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Una mesa con ropa bolsos, en el mercáu. / J. M. PARDO
Tu impresora por mi pantalón
Cuencas

Tu impresora por mi pantalón

Decenas de personas participan en Laviana en el primer mercado del trueque de las comarcas mineras

M. V.

Lunes, 25 de mayo 2009, 05:40

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Regalos de la suegra, discos antiguos, cromos, figuras, cuadros, ropa vieja... Lo que para muchos es un estorbo en casa para otros es de utilidad. El Ayuntamiento de Laviana y la empresa de transportes El Carbonero se dieron cuenta de que unos y otros pueden ayudarse y pensaron que el mejor lugar para hacerlo era un recinto en el que funcionara el intercambio, como hace siglos, sin dinero de por medio. El lugar elegido fue la Plaza de los Chorizos de Pola de Laviana, hasta la que se acercaron ayer decenas de personas, curiosas de descubrir el funcionamiento del Mercado del Trueque, el primero que se celebra en las cuencas mineras.

«¿Qué te sobra?», «¿Qué necesitas?», fueron las preguntas más repetidas a lo largo de la mañana, durante el recorrido por la veintena de puestos del mercáu. Los primeros en participar fueron los más pequeños, que llegaron provistos de cromos, libros, cómics y regalos de cumpleaños que no utilizan. «He conseguido una figura de un jinete por un libro de Peter Pan que había leído muchas veces», explicaba Fernando Álvarez.

Poco a poco, los mayores también se fueron sumando a la iniciativa. Sofía Suárez afirmaba «marcharse contenta para casa», puesto que se había «quitado trastos» y había cambiado «unos prismáticos y libros por cosas que necesitaba, como un bolso».

Ahora bien, el mercáu también atrajo a vecinos de otros concejos. Este fue el caso de Cristina Gómez, de La Felguera, que consiguió intercambiar una impresora por un pantalón y una báscula antigua, por varios artículos de camping. «Me he desecho de lo que, para mí, eran trastos y me llevo cosas que necesitaba», relataba.

Solidaridad

El ajetreo de cambios duró toda la mañana y se podían verse continuos apretones de manos con los que finalizaban la mayoría de los cambios. Uno de los consejos que dieron los organizadores en todos los puestos es que «aquello que no consigas cambiar puedes regalárselo a alguien que lo haya deseado con ojitos tristes. Es mejor que olvidarlo en un rincón de casa».

La intención de los responsables municipales es fomentar entre los vecinos la solidaridad. Esta fórmula de intercambio ya funcionó hace años en la misma plaza, donde los campesinos llevaban sus productos para cambiarlos por otros bienes.

La gran acogida que tuvo, entonces, el mercado hizo que las autoridades lavianesas se comprometieran con los vecinos a repetir, en años sucesivos, esta iniciativa solidaria.

A tenor de los resultados de ayer, los participantes aseguraron que se sumarán, de nuevo, a la experiencia. Esta forma de mercado es, quizás, la más antigua del mundo y su lema es que «todo se cambia. Nada se vende ni se compra».

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