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De izquierda a derecha, José Luis Díez y Javier Barón, de El Prado; Patricia Márquez, de la Hispanic Society; Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del pintor; Carolina Compostizo, de la Fundación Cristina Masaveu, y Pelayo García, de Ediciones Nobel, ante el cuadro 'La familia de Rafael Errázuriz. / FOTOPRENSA
1.136 páginas para la historia del arte
Cultura

1.136 páginas para la historia del arte

La Fundación María Cristina Masaveu presenta en el Prado la edición facsimilar del libro que recoge la exposición que encumbró a Sorolla en Nueva York hace cien años

MARÍA DE ÁLVARO

Martes, 16 de junio 2009, 04:30

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190.000 visitas en poco más de un mes, 150 cuadros vendidos y 20.000 catálogos agotados transformaron al pintor valenciano Joaquín Sorolla y Bastida en el artista internacional que hoy, un siglo después, conocemos. Fue en la 156 del West Broadway, en pleno corazón de Manhattan. Fue en la sede de la Hispanic Society de Nueva York donde el 'ladrón' de la luz del Mediterráneo se convirtió en «el gran maestro del cambio de siglo en España», en palabras de José Luis Díez, conservador del Prado y comisario de la muestra que hasta el próximo 6 de septiembre exhibe el museo.

De aquel acontecimiento queda algo más que el recuerdo gracias a un libro del que, hasta ayer, apenas quedaba una decena de ejemplares en el mundo. Tanto que ni siquiera la pinacoteca madrileña guardaba un ejemplar de los 1.000 que se imprimieron para dar fe del fenómeno, con ocho ensayos de críticos y pintores de la época, la reproducción de más de 300 lienzos y las imágenes de las tremendas colas que en el frío invierno neoyorkino daban la vuelta a la sala. Hasta ayer. Porque fue ayer, exactamente un siglo después y en el marco de la mayor retrospectiva que se haya realizado jamás del pintor, cuando la Fundación María Cristina Masaveu Peterson presentó la edición facsimilar de la obra, tres tomos cuidadísimamente editados por Nobel en los que se reproduce de manera fiel la obra en los dos primeros y que aporta, además, un tercero con traducciones de los textos escritos en inglés, francés y alemán, todo ello con la colaboración de la propia Hispanic Society y bajo la supervisión de la bisnieta del artista: Blanca Pons-Sorolla.

Fue la heredera del pintor la encargada de presentar la obra. Lo hizo acompañada de los dos comisarios de la exposición, el citado José Luis Díez y el asturiano Javier Barón, además de por la directora general de la Fundación Cristina Masaveu, Carolina Compostizo, y el director gerente de la editorial, Pelayo García. Para ella, que también es vocal de la institución norteamericana, la publicación de 'Ocho ensayos sobre Joaquín Sorolla y Bastida' es la recuperación de un documento imprescindible para entender la obra del valenciano, de un libro que «debería estar en todas las bibliotecas y museos del mundo».

De momento, se han editado 3.000 ejemplares y las bibliotecas y los museos serán, efectivamente, sus principales destinos. Allí se guardarán para siempre los textos que reflejan lo que Archer M. Huntington, impulsor de la Hispanic Society, describió como algo que «jamás había sucedido en Nueva York», porque hasta la ciudad de los rascacielos llevó Sorolla toda la luz de España, toda su maestría velazqueña y toda su audacia con los pinceles.

En aquel invierno de 1909, el mismo año en que el hombre pisó por primera vez el Polo Norte, el mismo año en que nacía Francis Bacon, el mismo en el que se corría el primer Giro de Italia, contaba Christian Briton y se recoge ahora en el flamante facsímil que «Sorolla parece haber sido uno de esos espíritus positivos predestinados a transformar la forma en que se representa la realidad». Toda una declaración de intenciones que otro de los autores recogidos en la obra, William B. Starkweather, resumió de esta manera citando la inscripción de una placa que todavía hoy luce en la Hispanic Society: «Benditos sean aquellos cuyo genio ha servido de inspiración. Son como estrellas. Nacen y se ponen. El mundo entero los adora, pero no conocen reposo».

Con idéntica filosofía, la Fundación María Cristina Masaveu recupera ahora esta joya bibliográfica en la que incluso figuran imágenes de obras de Sorolla perdidas en colecciones privadas que, de otra manera, jamás podrían volver a ser contempladas.

El 4 de febrero de 1909, día de San Andrés, Joaquín Sorolla y Bastida se mostraba al mundo como «el gran maestro del cambio de siglo». Ayer, el documento que lo acredita, 1.136 páginas recuperadas para la historia del arte, veía la luz en el Museo del Prado para probar, esta vez a este lado del Atlántico y con unos cuantos grados más de temperatura aunque con idénticas colas para ver a Sorolla, lo que dijo el crítico francés Henri Rochefort: «Ha nacido un magnífico pintor. Desafortunadamente no ha sido en Francia». C'est la vie.

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