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Los trabajos de limpieza han comenzado, pero se han encontrado con problemas. / SEVILLA
La Iglesiona retirará las placas de la Guerra Civil
GIJÓN

La Iglesiona retirará las placas de la Guerra Civil

Carlos Osoro era partidario de su traslado al interior del templo, a ambos lados del presbiterio. El desmontaje se ha pospuesto porque los cuatro intentos ya efectuados amenazan con romper las losas

EVA MONTES

Martes, 1 de septiembre 2009, 10:20

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Los problemas técnicos han retrasado la fecha y hasta propiciado soluciones diferentes a las en un primer momento imaginadas, pero, según ha podido saber EL COMERCIO, la decisión es firme: las placas de la Guerra Civil que recogen más de trescientos nombres de «mártires de la causa de Dios y de España que sufrieron cautiverio en esta iglesia», serán retiradas de las paredes laterales del atrio de la Iglesiona. Lo que no ha trascendido todavía es el sistema a utilizar, el material a emplear y la ubicación definitiva de la relación de muertos durante los meses comprendidos entre julio de 1936 y octubre de 1937, tiempo durante el cual el templo jesuita fue utilizado como cárcel para los prisioneros capturados por los ciudadanos fieles a la República.

La relación, constituida por sacerdotes, militares, labradores, ingenieros, odontólogos o maestros, está impresa con letras de bronce sobre las que siempre fueron identificadas como grandes placas de mármol, si bien ayer el rector de la actual basílica de Gijón, Julián Herrojo, negó tal extremo al señalar que «es otro tipo de piedra», aunque no acertó a determinar cuál. En mármol o en piedra ya amarilleada por el tiempo, los cientos de nombres, que llevan decenas de años adosados a la historia del propio templo, serán retirados en las próximas semanas, aprovechando la finalización de las obras de rehabilitación de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.

La decisión no es nueva. Podría vinculársele a la comisión de la memoria histórica surgida el pasado año a la sombra de la conocida como Ley de la Memoria Histórica, pero lo cierto es que en 2005, cuando el Arzobispado, el Ayuntamiento de Gijón y el Gobierno del Principado firmaron el convenio para financiar la restauración de la Iglesiona, el tema ya quedó no sólo sobre el tapete, sino acordado de forma tácita entre las partes. De hecho, el entonces arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, dejo meridianamente claro a los regidores de la iglesia que él mismo había convertido en basílica, que el compromiso era ineludible.

Sin herir sentimientos

La idea de entonces, como la de ahora, era obrar con exquisita discreción para evitar lo que nadie, ni administraciones civiles ni religiosas quiere: herir sentimientos de unos ni de otros. Ésa precaución ha sido, a buen seguro, la que ha inducido a Julián Herrojo a afirmar ayer que «no hay ninguna decisión tomada sobre el destino de las placas. Todo depende de la Comisión de Asuntos Económicos del Arzobispado, pero como está presidida por el arzobispo, esperaremos a que sea nombrado el sucesor de Osoro para que sea él quien adopte la decisión definitiva. En este momento es lo que más me preocupa».

Sin embargo, todo apunta a que la decisión está tomada y recae mayoritariamente sobre el Rectorado de la basílica, toda vez que, según señalan fuentes eclesiásticas, el acuerdo tripartito de la restauración de la Iglesiona así lo requería y, en cualquier caso, el nuevo arzobispo nunca desautorizaría la palabra dada por Carlos Osoro, quien, incluso habría sugerido que el lugar idóneo para las grandes placas, de unos 10 metros de alto por cuatro de ancho, podrían ser los dos laterales del presbiterio, una vez restaurado.

«Nos mandaron esperar»

En cualquier caso, ahora el problema se antoja, además de social, técnico. Porque lo que hasta ahora queda fuera de toda duda es que las dos grandes placas van a ser limpiadas en profundidad y restauradas. La gran dificultad surgió cuando los técnicos de Construcciones VIR, responsable de la restauración, comenzaron a desmontar los diferentes cuadrados con que está conformada la gran superficie. Se rompían. Lo intentaron hasta cuatro veces, todas con el mismo resultado.

«Hicimos algunas pruebas, pero nos mandaron esperar hasta que nos dieran nuevas indicaciones», afirma el gerente de Construcciones VIR, si bien asegura que «eso no entorpece en absoluto la finalización de los trabajos». Agustín Cidón ratificó que la limpieza de las placas se llevará a cabo como un elemento más a restaurar y lo mismo apostilló el rector de la basílica. Pero Herrojo dejó en el aire la solución definitiva.

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